“Es importante volver sobre tus pasos, porque te ayuda a comprender quién eres.”
Given es un niño que escucha y aprende de las cosas a su alrededor mientras que su madre es una surfista, campeona mundial y su padre que también es surfista, surfea olas que nunca antes han sido surfeadas… además es pescador. Su papá dice:
“Es importante aprender, pero que no podemos esperar tanto.”
Su padre quería viajar para recorrer los lugares que visitó junto al abuelo de Given, pero tenían que esperar, ya que su mamá iba a tener otro hijo. Unos meses después nació una hermosa niña a la que llamaron True. Luego de su nacimiento emprendieron el viaje, su gran aventura… Given le preguntó a su papá “¿Por qué nos vamos?” y él le respondió: “Porque hice lo mismo con mi papá.”
Antes de iniciar su gran aventura, el papá de Given le contó una historia sobre un gran pez… “El océano se llenó de agua durante una gran tormenta de lluvia. El pez bebió tanta agua que salvó al mundo de ahogarse. Se hizo tan grande que por donde nadara, formaba olas enormes y cambiaba la marea. El gran pez espera que un fuerte y digno oponente libere su espíritu impaciente. Aquel que lo atrape… lleva consigo el espíritu del océano…”
El primer lugar al que fueron, fue Islandia donde conocieron dos surfistas que les indicaron dónde podían surfear, aunque era un lugar increíble, las olas no eran muy buenas, pero aún así, el papá de Given salió a surfear… ese día dijo:
“A veces, se trata de probar algo nuevo.”
Su camino los llevó a Israel donde se encontraron con un señor que habla con las abejas:
“Si eres bueno con las abejas, ellas serán buenas contigo.”
La gente de Israel va mucho a la playa y disfruta su vida, ellos dicen que:
“Hay que vivir cada día como si fuera el último.”
Después fueron a Tailandia… En Tailandia se hace hule con la savia de los árboles, los cortan por la noche y por la mañana la recolectan. Aquí conocieron a alguien que bailaba con las serpientes y su padre le contó que:
“Hay todo tipo de artes que aprender de la gente que conoces.”
Su próximo destino fue Perú, donde todo florece gracias al agua. Ahí conocieron a alguien que era la última persona que extraía la sal de forma antigua. También conocieron a un hombre en un acantilado que le dijo a Given:
”Ten cuidado de quién te enamoras…”
Luego fueron a Nepal, allí querían conocer unas personas que se pintaban con fuego… después de caminar, orar, mirar y escuchar historias encontraron a uno. En Nepal conducen muuuy rápido, pero Given cuenta que no se asustó, recordó que su papá con frecuencia le dice:
“Las cosas siempre se resuelven.”
Continuaron su recorrido hacia Marruecos, donde había gente que le quitaba la lana a las ovejas. Otras personas cultivaban amapolas en el campo para después darle color a la lana y así hacer alfombras llenas de colores.
Llegaron a Senegal donde vieron que todos hacen muchas cosas, todos son luchadores, pescadores, surfistas y fabricadores de tambores. Los papás le enseñan a sus hijos a hacer un tambor. Cada familia tiene su propio ritmo, que luego pasa de generación en generación. Si los papás no le enseñan a los niños cómo hacerlos y tocarlos, entonces, ¿cómo sabrían cuándo bailar?
Terminaron su travesía en Fiyi, donde se encontraron con el abuelo de Given y sus cuatro tíos. El abuelo de Given les contó que hizo ese viaje y se quedó a vivir ahí, porque:
“Todos necesitan un lugar donde vivir, ser libres y ser uno mismo.”
Given, su papá y los cuatro hermanos fueron a buscar hojas de palmeras que trenzaron y madera, así crearon el buré en la que vivían a la orilla del mar.
Un día el papá de Given salió a pescar y como cada vez que iba a pescar, lo hizo con la esperanza de encontrar al gran pez… la única diferencia de esta vez a todas las demás, es que en esta oportunidad sí lo encontró…
“No se necesita magia para pescar un pez grande. Solo debes seguir las estrellas… escuchar a la gente que conoces… y atrapar las olas.”
Un último consejo en esta historia, vino de la mamá de Given:
“Es bueno crecer, para poner en práctica todo lo que estamos aprendiendo.”